jueves, agosto 16, 2007

Constitución del Movimiento por la IV República en V. Carranza

Conferencia:
Perspectivas de la CND y el gobierno legítimo en Venustiano Carranza.
Participan: Martí Batres y Claudia Sheimbaum
Presentación del documental: “Calles Amarrillas” sobre la resistencia civil y el campamento Reforma- Zócalo a un año del mismo.
Sábado 25 de agosto, 11 horas.
Trova con Alberto Arista
Restaurante Cultural Capi Carmona, ubicado en Emilio Carranza No. 10-G casi esquina Avenida Ignacio Zaragoza a media cuadra del Metro Moctezuma en la Delegación Venustiano Carranza.

miércoles, agosto 01, 2007

Hacia dónde va el PRD



El Partido de la Revolución Democrática enfrentará, en el próximo Congreso Nacional, a celebrarse del 16 al 19 de agosto de éste año, una disyuntiva trascendental sobre el papel que deberá jugar en la vida política del país durante el sexenio calderonista.
A un año del fraudulento proceso electoral que dió, como resultado, la imposición como presidente de Felipe Calderón, el PRD tiene que asumir una posición coherente respecto a ese hecho histórico.
En este sentido, el posicionamiento que ha venido defendiendo el Presidente del Gobierno Legítimo, Andrés Manuel López Obrador, de “cero negociación” con el calderonismo es correcto; no se puede confiar en un gobierno que nació de un proceso electoral confuso y sucio, que se ha mantenido con el uso de la fuerza pública y que ha solapado la corrupción de altos funcionarios federales, como es el caso del empresario de origen chino Zhenli Ye Gon.
Sería irresponsable que se busque un acercamiento con el gobierno ilegítimo de Calderón con argumentos políticos tan frágiles y demagogos como el que se intente “resolver las necesidades de los sectores más pobres”, que esgrimieron los integrantes del movimiento de resistencia civil (sic), “Los de abajo”, liderados por el senador Héctor Bautista y que ya se reunieron con Calderón.
La estrategia política que implementará el gobierno calderonista para cooptar a grupos perredistas es, precisamente, el de apoyarlos económicamente mediante los programas sociales del gobierno federal.
La correlación de fuerzas dentro del partido, después de la elección de delegados al Congreso Nacional, será muy importante para el desarrollo de la línea política que tendrá el PRD para los próximos años. Es en éste órgano de dirección partidista donde se discutirá el derrotero del partido y donde las fuerzas políticas internas darán la lucha para imponer su proyecto de partido.
Hay una polarización dentro del partido; existen en estos momentos dos grandes bloques políticos: por un lado está la corriente Nueva Izquierda y la corriente Alternativa Democrática Nacional que, después de la elección de delegados al Congreso, se han consolidado como el bloque hegemónico dentro de las estructuras burocráticas del partido; por el otro, están las corrientes, integradas en el Frente Político de Izquierda (Izquierda Democrática Nacional, Izquierda Social, Red de Izquierda Revolucionaria, Movimiento de Bases Insurgentes), que continúan apoyando al ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador.
Entre estos dos grandes bloques, persiste un gran movimiento ciudadano, no partidista, que sigue apoyando el liderazgo de López Obrador. Es ante este gran movimiento social, que surgió durante las jornadas de lucha en contra del desafuero del entonces jefe de Gobierno, que se volcaron a las urnas (15 millones de ciudadanos, según cifras oficiales del IFE) y que llenaron las calles en los días del mega plantón y que son las que le han dado forma a la Convención Nacional Democrática y al Gobierno Legítimo, donde el partido tiene que plantearse hacía dónde tendrá que ir, tiene que voltear hacia ese movimiento ciudadano.
Es en este sentido que la polarización de estos dos bloques políticos internos representan dos posiciones radicalmente distintas: a decir de propios integrantes de la corriente Nueva Izquierda, ésta busca un acercamiento con el gobierno de Felipe Calderón (lo hicieron ya sus aliados), pondera la negociación a la movilización, prioriza la “competitividad electoral” y “la construcción de mayorías” a la transformación real del régimen social; la corriente Nueva Izquierda representa una burocracia gigantesca dentro del partido y un polo, que en esta lógica, hasta podría pactar con Calderón.
El abrumador triunfo de la corriente Nueva Izquierda en las recientes elecciones internas deja la posibilidad de que el próximo presidente nacional del partido sea su dirigente: Jesús Ortega. De aquí a la celebración del Congreso, Nueva Izquierda argumentará que es necesario construir un congreso de unidad para hacer frente a la derecha, mantener el diálogo con todas las corrientes del PRD; se asumirán como un grupo moderado institucional, una izquierda basada en propuestas, en el diálogo antes que la confrontación.
El otro bloque es el que apoya a López Obrador, sin embargo, las corrientes que forman el Frente Político de Izquierda no han trascendido la dinámica de corrientes y se han burocratizado; hay que sumarle, además, una estrategia errónea que ha consistido en señalar como fraudulentos los resultados de la elección interna a delegados al Congreso, que lo único que ha provocado ésta estrategia, es dar una imagen negativa del partido en la opinión pública. Asimismo, el “error” del diputado local y líder de Izquierda Democrática Nacional, Agustín Guerrero, al votar a favor un exhorto propuesto por el Partido Acción Nacional, en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, para que el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, colabore con Calderón en las problemáticas de la ciudad de México, es decir, el exhorto es un reconocimiento claro al gobierno de Calderón. A pesar de ello, el Frente Político de Izquierda, representan un contrapeso a Nueva Izquierda dentro del partido.
El verdadero contrapeso a la derecha, dentro y fuera del partido, es el liderazgo nacional de Andrés Manuel López Obrador, él representa el ala izquierda del partido y del espectro político nacional. El movimiento de López Obrador representa los ideales de justicia social y reivindica las libertades democráticas conquistadas por las luchas de movimientos de obreros, campesinos, estudiantes, mujeres, indígenas y de los sectores pobres del país.
En este escenario, no hay que descartar una probable escisión del partido, que representaría la posibilidad de convocar a la formación de una nueva fuerza política nacional, sin pretensiones electorales en un principio, que pugnaría por una transformación de la política a nivel nacional pero siempre por la vía electoral y nunca por medio de la vía armada; ésta nueva fuerza política podría conformarse con gente que se ha afiliado a la Convención Nacional y al Gobierno Legítimo, la cual en su mayoría está desencantada de los políticos tradicionales y de los gobiernos priístas y panistas.
Esta nueva fuerza política, encabezada por López Obrador, podría representar el final del PRD, debido a que la corriente Nueva Izquierda difícilmente podría mantener toda la base social a nivel nacional que no construyó por si misma, sino gracias al liderazgo de AMLO en las elecciones presidenciales. Bajo éste escenario de ruptura, en el 2009 es muy probable que Nueva Izquierda se desplome, sus dirigentes: Jesús Ortega, René Arce o Jesús Zambrano, no son líderes políticos carismáticos que no han crecido y no han creado lazos de fraternidad con los ciudadanos.

En la actual coyuntura del partido, con miras al Congreso Nacional y al cambio de dirección nacional, el próximo año, la disyuntiva está en el camino que tendrá que seguir el PRD: continuar hacia la Nueva Derecha o corregir hacia la construcción de una fuerza política nueva que reivindique los ideales de la Izquierda Histórica.